Mittwoch, Februar 04, 2009

Noche

Suena el despertador. Son las siete. Me desperezo. Es raro levantarse cuando todo el mundo se prepara para dormir. Me levanto. Me gusta ver cómo anochece en la ciudad. Hace años que los días son mis noches, y mis días son los sueños de otros. La noche es tan buena como lo es el día, pero a veces, lo echo de menos.
No recuerdo cómo decidí cambiar de trabajo. Hace diez años o más. Aquella llamada cambió mi vida. Eran las siete y anochecía. Recuerdo que llovía. Pero sobre todo, recuerdo el viento frío en mi cara y frío aterrador de la morgue adueñándose de mi cuerpo. La esperanza de la equivocación murió con con la primera lágrima que recorrió mis mejillas.
Desde entonces busco en la noche una salida. Un culpable. Una solución al enigma.