Freitag, Februar 27, 2009

Party?

El humo ciega los ojos
y ahoga gargantas.
Voces, a gritos silenciadas,
en la penumbra que escogimos vivir.
Bebidas heladas calentando espíritus
que luchan por escapar y ser libres,
pero que aún siguen aquí.

A.D.S.M.


No sé...

No he nacido para vivir en silencio,
ni para estar bajo un yugo opresor.
No he nacido para trabajar sin descanso,
ni para no sentir dolor.
No he nacido para busrcar el norte,
ni para decir adiós.

Ya sé...

He nacido para conocerte.
Esa es la única razón.

El tacón


Colorete. El que inventó los tacones debió de ser un hombre cabreado con el sexo femenino. Debió de hacerlo a modo de venganza. No puedo pensar en algo mejor. Supongo que se debe al dolor de pies que siento y aún no me he levantado del tocador. Es cierto que peinarse y maquillarse son un auténtico peñazo. Por no hablar del momento "desmaquillante". Pero al menos eso no causa dolor. Barra de labios. Años manteniendo el equilibrio y desencajando el tacón del único agujero de la única alcantarilla que hay en la calle. ¿Ley de Murphy? ¡Por mí como si es la del Talión! El caso es que llevo años haciéndolo y pagando al zapatero por cada cambio de tapa estropeada. ¿No las hay de las que no se desgastan? ¿Unas que duren para siempre? O al menos hasta que el zapato ya no esté de moda. Sólo me queda el rímel y aumenta el dolor. Parece que duele más con sólo pensar que aún no ha empezado la noche y que sigo sentada. Al amanecer será peor. ¡Lista! Una última mirada al espejo. De frente. Perfil derecho. Perfil izquierdo. Parte de atrás. ¡Por algo dicen que es como tener agujas clavas en la planta de los pies! Me pregunto si los zapatos de tacón fueron usados por la Inquisición como medio de tortura. Y ahí, frente al espejo, pienso ¿por qué aguantar el sufrimiento? Recuerdo, años atrás, cómo la profesora de ballet decía: “¡El moño más tirante! ¡Brazos bien arriba! ¡Espalda recta! ¡Vientre hacia adentro! Y… ¡De puntillas! Recuerden, señoritas, que para presumir, hay que sufrir”. Y sí, supongo que esa es la razón. Me voy.

Mittwoch, Februar 04, 2009

Luna


La vida son luces y sombras
que emanan de mi cuerpo.
Ya no siento dolor.
Ni frío, ni calor.
Ya no siento.

La muerte se ha convertido
en un futuro incierto.
¿Acaso es lo que quiero?
Cuando anochece,
libero mi cuerpo.
Al amanacer,
lo encierro.

Sentirse muerto en vida...
No. No es morir lo que quiero.
Quiero sentir el calor del sol,
su luz, y el amor,
abrazada a tu cuerpo.

Noche

Suena el despertador. Son las siete. Me desperezo. Es raro levantarse cuando todo el mundo se prepara para dormir. Me levanto. Me gusta ver cómo anochece en la ciudad. Hace años que los días son mis noches, y mis días son los sueños de otros. La noche es tan buena como lo es el día, pero a veces, lo echo de menos.
No recuerdo cómo decidí cambiar de trabajo. Hace diez años o más. Aquella llamada cambió mi vida. Eran las siete y anochecía. Recuerdo que llovía. Pero sobre todo, recuerdo el viento frío en mi cara y frío aterrador de la morgue adueñándose de mi cuerpo. La esperanza de la equivocación murió con con la primera lágrima que recorrió mis mejillas.
Desde entonces busco en la noche una salida. Un culpable. Una solución al enigma.