Sólo palabras

Hace casi un año una personilla me dijo que debería escribir. Hace tantos años que lo hago que no me costó seguir su consejo. Hace unos meses alguien me dijo que el que escribe para sí mismo es un cínico, un cobarde que se avergüenza de su arte. Porque eso es escribir, un arte.

Jamás piensa uno que en realidad es la cobardía la que nos impide mostrar nuestras obras. Es una mezcla de cobardía y de vergüenza. Una barrera invisible que en muchos momentos se cruza en el camino del creador. Una barrera difícil de superar. Un esfuerzo, difícil pero sincero.

Y ahora es cuando echando la vista atrás, veo lo mucho que me he perdido, si no lo sigo haciendo es por el amor de la más pura amistad. Por el apoyo sincero y el cariño sin límites de una persona muy especial. Alguien que cree soy yo la que siempre está ahí, sin darse se cuenta de que en este juego somos dos las que jugamos sin romper la balanza.

No hay palabras suficientes de agradecimiento. Ni tampoco hechos. No hay como agradecer, compensar o pagar a quien te recuerda que debes tener fe en ti mismo. Si encontráis a alguien con hace sentir así, que da aunque no reciba, que quiere sin medida, que siempre está ahí, agarradla fuerte. Metedla en vuestro corazón, en vuestra vida. No dejéis que se vaya, porque si la amistad es un tesoro, alguien así es una mina.

Gracias por ser tú, y por ser así. Gracias por ser mi erudita favorita.